Poco a poco, y sobre todo gracias al fenómeno de la emigración latina por todo el mundo, la gastronomía sudamericana está ganando mucha popularidad y presencia en países como Estados Unidos, Portugal, España o Reino Unido, donde los orgullosos emigrantes latinos han sabido introducir parte de sus costumbres gastronómicas a través de sus recetas más populares. Los peruanos presumen del ceviche, los cubanos hacen bandera de la ropavieja y en el caso de los venezolanas, que son una de las comunidades más numerosas en muchos países, están logrando que las hallacas se conviertan también en un plato importante allá donde van. Se trata de un plato tradicional importantísimo en Venezuela, seguramente el más popular de su gastronomía, y aunque en el país sudamericano suele ser preparado en Navidad, como el plato típico de las celebraciones familiares, su expansión por el mundo lo ha llevado a convertirse en un plato habitual en cualquier época del año.
Y es que la hallaca venezolana, la auténtica y tradicional, es una de las recetas más exquisitas que se pueden probar hoy por hoy en el mundo, considerada como un tamal de gran tamaño, pero con ingredientes en su interior que la hacen diferente a cualquier otro plato que hayamos disfrutado. Para los venezolanos no hay Navidad completa sin hallaca, y por eso han conseguido popularizarla en el resto del mundo, como un plato contundente y sabroso, perfecto para las celebraciones familiares como las que se dan a final de año. Aunque pueda parecer algo complejo, preparar una hallaca no es tan complicado sobre todo si tenemos las claves de cómo mezclar y marinar los ingredientes en la proporción adecuada. El guiso de su interior varía mucho según cada familia, y en cada casa se prepara de una forma distinta, pero nosotros vamos a basarnos en la versión más tradicional para ofrecerte esta receta que seguro que sorprenderá a tus invitados.
Origen de la hallaca venezolana
El plato tiene su origen en el siglo XVII, cuando los colonizadores españoles ya se habían asentado en todo el país y se empezaban a dar signos de mestizaje entre ellos y los propios nativos. Es sorprendente porque muchos consideran a la hallaca como la fórmula definitiva de esa mezcla de culturas, ya que cuenta con ingredientes típicos de la propia Venezuela de la época, como la harina de maíz o la hoja de banano, mezclados con ingredientes traídos por los europeos, como la carne de ganado, las aceitunas o las alcaparras, que además tienen su origen en civilizaciones muy anteriores a la que llegó a Venezuela en aquel momento. El plato, al menos en su versión más tradicional, se ha mantenido inalterable desde aquella época, descrito de manera muy general como una masa de harina de maíz sazonada con especies y rellena con un guiso de carne de ternera, pollo o cerdo, incluso pescado en algunas versiones. A ese relleno se le añaden otros ingredientes que dan el toque especial a la receta.
Ingredientes hallaca venezolana
Al ser un plato tan grande y complejo en su preparación, separaremos sus ingredientes por partes. Para el guiso, por ejemplo, vamos a necesitar kilo y medio de carne de res o vacuno, otro kilo y medio de carne de cerdo y medio kilo de tocino. A ello le añadiremos un cuarto de kilo de cebolla, un paquete de cebollín, cuatro pimentones, un poco de manteca para embadurnar el guiso y una cabeza de ajo para hacer el sofrito. También añadiremos sal y pimienta al gusto. En cuanto a la masa, necesitaremos cuatro litros y medio de caldo de pollo, dos paquetes y medio de harina precocinada, una taza de caldo de guiso, que obtendremos de guisar lo anteriormente expuesto, y media taza de aceita. Por último, también colocaremos ingredientes especiales sobre la parte superior del guiso, antes de envolverlo con la masa, como las alcaparras, las aceitunas, los aros de cebolla, unas cuantas uvas pasas y cuatro láminas de pimentón. La envoltura, por último, la cerraremos con hojas de hallaca y varios rollos de pabilo, tal y como se hace tradicionalmente para mantener todo el guiso bien compacto.
Preparación paso a paso
Ha llegado el momento de ponerse manos a la obra. Lo primero que debemos preparar a fuego lento es el sofrito con la cebolla, el cebollín, el aceite, el ajo, el pimentón y todo lo demás. Cortaremos la carne y el tocino y se lo añadiremos cuando el sofrito ya vaya cogiendo color. En este momento es cuando hay que añadir también la media botella de vino y el caldo de gallina para darle el sabor a la carne. Se le añaden las alcaparras y el papelón, y se deja hervir hasta que esté prácticamente cocido. Con el guiso ya controlado, vamos a por la masa. Verteremos la harina de maíz en un gran recipiente, junto al caldo de pollo. Añadiremos también el aceite y el caldo del guiso que hemos obtenido previamente de la cocción de la carne. Con todo mezclado, haremos unas cincuenta bolitas de harina, que nos servirán luego para envolver toda la receta.
El paso de la cocina es importante, pero al ser un plato tan potente y grande, la hallaca venezolana requiere también de un montaje, casi como si fuera uno de estos muebles de diseño que compramos en las tiendas suecas. Es el momento de utilizar las hojas de hallaca para envolver todo lo demás, cortando grandes tiras para conseguirlo. Lo ideal un cuadrado de hoja por cada bolita de masa que hayamos hecho, para introducir esa bolita en su interior y extenderla, con las manos mojadas, para que no se pegue. Ahora pondremos una cucharada de guiso en el centro de cada uno de estos cuadrados de masa extendida, adornándola con los aros de cebolla, las pasas y las aceitunas. Doblaremos las puntas y cerraremos la hoja, para luego atarlas con las tiras preparadas a lo ancho. Finalmente, envolveremos con el pabilo, dando tres o cuatro vueltas para que quede todo bien compacto. Cuando lo tengamos, meteremos en una olla grande a hervir un poco más, con algo de agua con sal. En unos treinta minutos, destaparemos y sacaremos las hallacas, escurriéndolas antes de llevarlas al refrigerador.
Cómo servir la hallaca venezolana
Ya hemos cocinado las hallacas, pero ahora toca presentarlas, que es otro de los pasos importantes para darle el toque tradicional. Si podemos, llevaremos a cabo todo este ritual un día antes de comerlas, ya que dejarlas reposar durante varias horas hace que las hallacas obtengan un sabor más intenso. Al día siguiente de hacerlas, ya bien preparadas, las volveremos a colocar en una olla con agua y sal hirviendo, durante unos treinta minutos a fuego medio. Las retiraremos y escurriremos para pasarla ya a la fuente, acompañada de una ensalada de gallina a base de pechuga, zanahorias, papas grandes, mahonesa y una manzana verde, que será la guarnición perfecta para poner el plato en la mesa y disfrutarlo en familia, como la receta típica tradicional navideña que es. Cuando pruebes las hallacas sabrás que el trabajo y el esfuerzo de prepararlas ha valido la pena.